Una historia de transformación:
LA HISTORIA DE SHAKA SENGHOR.

En 1991, Shaka Senghor disparó y mató a un hombre. Según Shaka “Yo era un joven de 18 años vendedor de drogas con un temperamento débil y una pistola semiautomática”.

Fue encarcelado durante 20 años. Toda su historia podría haberse terminado ahí.

Podría haber caído en la ira, el rencor, la frustración, el victimismo, la evitación de toda responsabilidad, y en culpar a la sociedad y a los demás de todos sus males.

Sin embargo, durante sus 20 años en la cárcel, Shaka dio un cambio de conciencia, y empezó a ver su realidad de forma diferente. Entendió su pasado, aceptó su presente, y pudo visualizar un futuro mejor cuando saliera de la cárcel, ya con casi 40 años.

Cuando salió de la cárcel se puso a estudiar en la universidad una carrera técnica, consiguió un trabajo en una empresa y actualmente es profesor universitario.

1º Tomar conciencia.

De las 3 claves que ayudaron a Shaka a cambiar, la primera fue darse cuenta, es decir, tomó conciencia de su realidad, reconoció (re-conocer, volver a conocer) sus errores. Se dio cuenta que había dañado a otras personas, y también reconoció que se había hecho daño a sí mismo.

2º Aceptar la realidad

La segunda clave fue el perdón. Pidió perdón a los familiares del hombre al que había matado (y ellos también le perdonaron, incluso cuando no tenía expectativas de que le fueran a perdonar). Pidió perdón porque se dio cuenta que eso era hacer lo correcto. Y también tuvo que perdonarse a sí mismo, para permitirse transformarse (como el gusano en mariposa) y cambiar.

3º Reconciliarse y cambiar

Y la tercera clave de su transformación fue reconciliarse consigo mismo y con el mundo. Para ello tuvo que redimirse, decidir cambiar y ponerse manos a la obra a reparar sus errores. Y una de las cosas que hizo fue ponerse a hacer voluntariado en su comunidad acompañando a jóvenes en riesgo de exclusión social, de manera que pudiera ayudarles a evitar que fueran por el mal camino por el que él mismo tuvo que sufrir.

Bibliografía recomendada:
Shaka Senghor