Cómo ser un orador extraordinario
Saber expresarse con claridad y conectar con la audiencia es una habilidad esencial en cualquier ámbito.
Aprender cómo ser un orador extraordinario te permitirá transmitir tus ideas con impacto, influir en los demás y hablar en público con seguridad.
En este artículo exploramos estrategias clave para mejorar tu comunicación y desarrollar una presencia poderosa en el escenario.
Los mejores oradores del mundo hablan en público con energía, autenticidad y claridad.
Estas son las 3 claves más importantes que he aprendido sobre oratoria en mis últimos 6 años dando cursos de formación.
Los buenos oradores hablan con fuerza, no tienen miedo a mostrarse tal cual son y logran transmitir sus pensamientos de forma sencilla, original y clara.
Los malos oradores (o oradores novatos) entran al escenario con baja energía, temerosos de la crítica del público y con la mente llena de dudas y confusión por sus «rayadas».
Me sonrío al recordar cómo empecé a hablar en público en mis comienzos como profesor y formador. ¡Era un desastre! Me ponía nervioso, mi cuerpo se tensaba, me flojeaban las piernas, me sudaban las manos, se me secaba la boca…
¡Ahora me río al recordarlo! pero he de confesar que en mis inicios como orador pasé por momentos realmente vergonzosos. Sinceramente, creo que en mi carrera he llegado a cometer todos los errores del manual del orador.
Y de los errores, ¡vamos si se aprende! Aunque a mí me habría gustado que alguien me hubiera entrenado antes a hablar en público de una forma natural… ¡me habría ahorrado tantos bochornos!
Empecé dando cursos a grupos de sólo 5 o 10 personas, muerto de miedo. Actualmente, he hablado en salas con más de 400 personas divirtiéndome y pasándolo realmente bien.
No te cuento esto para sorprenderte, ¡sino porque al pensarlo me sorprende a mí!
En este vídeo te explico las 3 grandes lecciones que he aprendido para hablar bien en público uniendo el cuerpo, la mente y el corazón.
¡Espero que te guste y te sea útil!
Y si te gusta, ¡no dudes en enseñarle el vídeo a tus amigos!
Y recuerda amigo/a mío/a, los oradores no nacen… ¡se hacen!