¿Cómo se divorcian los 9 eneatipos?
«Hasta que el Ego nos separe» o «Hasta que lo peor de nuestros eneatipos nos separe»
Creo que en las bodas sería más sabio decir algo así, puesto que hoy en día, tristemente, más del 50% de matrimonios se separan mucho antes de que lo haga la «muerte por ancianidad».
El Eneagrama es un sistema extraordinario para entender la psicología del ser humano, y como tal, también nos ayuda a entender patrones que surgen en las relaciones de pareja.
El autoconocimiento probablemente sería el mejor antídoto para prevenir la toxicidad egótica que hace que las parejas se vayan distanciando poco a poco, hasta llegar a la triste separación.
En este vídeo quiero plantear una hipótesis sobre las posibles causas que pueden llevar a los nueve eneatipos a una separación o divorcio.
Aunque me centraré en las relaciones de pareja y matrimonios, estas dinámicas también pueden aplicarse a rupturas en otros vínculos, como amistades, relaciones laborales o proyectos en común que requieren colaboración.
Voy a enfocarme especialmente en el tema de los divorcios y las separaciones, un asunto que conozco de cerca y que, desde mi propia experiencia, me resulta profundamente sensible.
En el video que tenéis arriba expongo mis observaciones sobre cuál es el lado oscuro de cada eneatipo, que hace que salga lo peor de su tipo de personalidad, y cómo eso afecta gravemente a sus relaciones.
Pero para ser justos, y no caer en el pesimismo, también hablo de cuáles son las mejores cualidades de cada eneatipo, y cuando están en equilibrio sacan lo mejor de sí mismos y de su pareja.
Lado oscuro y lado luminoso
Mi visión del Eneagrama y del ser humano es que todos tenemos tanto cualidades maravillosas como defectos o vicios que necesitamos trabajar.
Salvo casos extremos —como los de personas con psicopatías, trastornos psiquiátricos graves o perfiles clínicos específicos—, la mayoría de nosotros nos movemos en una amplia escala de grises.
Oscilamos entre nuestro lado más luminoso y nuestro lado más oscuro, entre lo mejor y lo peor de nuestra personalidad, entre nuestras mayores virtudes y nuestros peores defectos.
En este artículo, recorreré uno a uno los nueve eneatipos para explicar cuáles son esos rasgos de su personalidad que, al descontrolarse, sacan lo peor de sí mismos en sus relaciones de pareja, llegando a ser una causa frecuente de rupturas y separaciones.
Separación y Ego
El ego de cada persona suele chocar inevitablemente con el ego de la otra, y es ese enfrentamiento entre ambos egos lo que acaba provocando la separación.
Podemos imaginar el ego como un pequeño “diablillo” interior, esa parte oscura de nosotros que saca a relucir nuestros peores instintos y nos distancia de quienes más queremos.
Recuerdo que una vez, un sacerdote me compartió una reflexión sobre el significado del demonio que me pareció profundamente reveladora. Me dijo:
“Alberto, etimológicamente, demonio significa ‘división’; es el que separa, el que rompe la unidad”.
En ese sentido, podemos entender al “demonio” de forma metafórica: es esa parte oscura que surge dentro de nosotros y que, cuando se apodera de nuestra conducta, nos empuja a la confrontación, al orgullo y a la desconexión emocional.
Donde hay bondad, esencia y autenticidad, surge la unión. Pero donde aparecen nuestros “diablillos” —el ego, la soberbia, el orgullo—, surge la separación.
El psicólogo social Philip Zimbardo, en su libro El efecto Lucifer, profundiza en esta idea.
Zimbardo, conocido por el famoso experimento de la prisión de Stanford, explicó cómo las personas aparentemente buenas pueden llegar a actuar de forma destructiva si se ven arrastradas por un entorno negativo o circunstancias adversas.
Su investigación demuestra cómo, cuando dejamos que nuestros “diablillos” internos tomen el control, es fácil perder la brújula moral y dañar nuestras relaciones más importantes.
En este artículo, analizaremos cuáles son esos “diablillos” específicos que emergen en cada eneatipo, esos patrones egóticos que, si no se controlan, pueden arruinar nuestras relaciones y llevarnos a la separación.
Conocerlos es el primer paso para desarmarlos.
Personas felices, crean matrimonios felices
Los estudios de psicología social han demostrado algo clave: las personas con tendencia al neuroticismo (desequilibrio emocional) son las más propensas a tener problemas de relación y a divorciarse.
Esto significa que, más allá del eneatipo, tu temperamento —ya sea más neurótico o más estable— es un factor crucial que condicionará la calidad de tus relaciones.
En otras palabras, la ciencia es clara: ¡las personas estables y felices crean matrimonios felices!
Esto es algo que he visto muchas veces en consulta: una persona infeliz y desequilibrada no puede construir una relación sana.
No importa si es eneatipo 4, 7, 1 o el que sea. Si alguien busca que la relación le “llene” o le resuelva sus vacíos internos, tarde o temprano aparecerán las crisis.
Porque si uno no está bien consigo mismo, es imposible que esté bien con los demás.
En cambio, las personas estables, felices y en paz consigo mismas son fáciles de llevar. No se toman las cosas de forma personal, no convierten un problemita en una tragedia, saben perdonar, saben hablar y saben olvidar.
Son esas personas que, simplemente, es agradable tener cerca.
¿Y qué pasa con las personas neuróticas, inestables o emocionalmente inmaduras? Da igual su eneatipo, porque comparten un patrón común:
- Se lo toman todo como un ataque personal.
- Se atormentan recordando cada error, cada discusión, cada frase mal dicha.
- Son incapaces de soltar el pasado y lo traen una y otra vez al presente.
Y claro, estar con alguien así es como vivir en una montaña rusa emocional sin frenos, donde cualquier roce se convierte en una batalla campal.
Es como el famosos cuento árabe «La Arena y la Piedra», que narra la historia de dos amigos que discuten mientras caminan por el desierto.
“Cuando alguien te haga daño, escríbelo en la arena y deja que la marea lo borre. Pero cuando alguien haga algo bueno por ti, grábalo en piedra.”
Porque sí, para tener una buena relación, hay que saber olvidar. Perdonar, soltar, pasar página. A veces, la clave de la felicidad está en algo tan simple como:
“Buena salud y mala memoria.”
Pero ojo, que tampoco se trata de ser masoquistas. También he visto lo contrario: personas que perdonan demasiado y olvidan cosas que nunca deberían haber tolerado.
Y ahí se quedan, aguantando faltas de respeto, gritos o desprecios… y cuando les preguntas por qué siguen ahí, te dicen:
“Bueno, es que también tiene cosas buenas”.
Y sí, todos tenemos cosas buenas, pero una relación no se sostiene solo con eso.
Si lo malo pesa más que lo bueno, si estás siempre justificado lo injustificable, entonces no estás perdonando: estás autoengañándote.
Así que, ni guardar rencor por todo, ni tragar con todo. El equilibrio es saber qué merece ser perdonado y qué merece ser un punto final.
Porque al final, lo que de verdad hace que una relación funcione no es el eneatipo, sino el grado de madurez, felicidad y responsabilidad emocional de cada uno.
Conclusión:
Si quieres una relación sana, empieza trabajando en ti mismo. Y si buscas pareja, elige a alguien que ya sea feliz por sí mismo, no alguien que espere que tú le resuelvas la vida.
Porque personas felices crean matrimonios felices. Personas infelices… crean infiernos.
El Eneagrama no es una fórmula mágica para evitar divorcios, pero sí una brújula para entender tanto nuestro lado luminoso como el oscuro, y así comprender mejor a nuestra pareja.
Porque el verdadero trabajo siempre comienza en uno mismo.
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