De la motivación a la acción
En un mundo cambiante y de complejidad creciente, aquellos que muestran una mayor autodeterminación y persistencia suelen ser los que mayores logros pueden alcanzar. Es por eso que, la motivación, constituye un preciado bien que, junto a la capacidad de acción, nos hace capaces de desatar nuestro mayor potencial, siempre y cuándo sepamos cómo enfocarla.
Alrededor de la pregunta acerca de qué es lo que impulsa al ser humano a tomar acción existen muchas teorías. Por supuesto, entre nuestros motivos, muchos tienen un origen puramente biológico, mientras que otros tienen orígenes personales y sociales.
Pues, de la misma manera que estamos motivados para alimentarnos, la aceptación de los que nos rodean, por ejemplo, también tiene una gran influencia en nuestro comportamiento.
Lo que está claro es que, la motivación, si bien es un poderoso impulso para tomar acción, no es una fuerza suficiente en sí misma y, existen otros factores que nos explican porqué algunas personas consiguen desarrollar su máximo potencial gracias a esa motivación y otras en cambio no.
Tipos de motivación
La motivación puede ser de tipo interno, es decir, ciertas variables biológicas que se originan en el cerebro y el sistema nervioso de una persona y, también, variables psicológicas que hacen referencia a las propiedades mentales de la persona y a sus necesidades psicológicas. Por otras parte, como hemos señalado, también pueden ser variables ambientales, tales como incentivos u objetivos. Todas estas variables, tanto internas como externas interactúan entre sí, dirigiendo nuestros distintos comportamientos.
Atendiendo a todo esto podemos distinguir entre diferentes tipos de motivación:
Motivación motriz
Hace referencia al proceso por el cual, nuestro sistema nervioso simpático genera energía para la acción, esto se consigue a base de producir epinefrina y norepinefrina y, este tipo de motivación se suele conceptualizar en términos de impulsos. A su vez, estas necesidades fisiológicas (hambre, sexo, sed, etc.) terminan manifestándose como impulsos psicológicos.
Motivación por objetivos
Si hablamos de motivación debemos indefectiblemente hablar de metas, pues estas constituyen un “resorte para la acción” dinamizándonos y activando nuestro comportamiento de forma intencionada. Los objetivos, de la misma manera que nuestras creencias o expectativas, son fuentes de motivación interna que nos impulsan a la acción.
Pero limitarse a establecer metas no es sinónimo de rendimiento, pues estas solo se traducen en esa consecución de objetivos cuando las mismas son específicas, desafiantes y están congruencia con el yo.
Motivación y emoción
Sin duda la motivación se encuentra directamente relacionada con el concepto de emoción. Las emociones, de hecho, son “motivacionales” en el sentido de que provocan estallidos de energía y provocan nuestra reacción, generando un impulso que nos permite hacer frente a las circunstancias que nos rodean.
Motivación y personalidad
No todas las personas nos motivamos de la misma forma, de hecho las diferentes teorías e investigaciones sobre la personalidad, corroboran que de acuerdo a nuestros rasgos específicos de personalidad nos motivaremos de diferente manera.
La teoría y la investigación sobre la personalidad demuestran que, de hecho, nos motivamos de formas diferentes en función de nuestros rasgos de personalidad. Cada uno de nuestros rasgos diferenciadores nos llevará a tener una tendencia de comportamiento y a distintas motivaciones que activen nuestros actos. Así, en base a esto, algunas personas serán más extravertidas, otras más calmadas o introvertidas o concienzudas, etc. Y estarán motivadas por distintos objetivos, incentivos y actividades.
Profundizar en nuestra personalidad mediante el Eneagrama, descubriendo nuestras motivaciones y orientándolas a la acción
Como hemos visto, son diferentes las variables que activan nuestra motivación y, en función de ellas, dicha motivación tendrá más posibilidades de movernos a la acción y al logro de nuestras metas.
Si bien es cierto que, muchas de estas motivaciones son inconscientes, conocer los rasgos de nuestra personalidad puede resultarnos muy útil a la hora de entender mejor el mecanismo de nuestras motivaciones.
El Eneagrama es una herramienta muy práctica en este sentido, que puede ayudarnos, no solo a conocer mejor las características propias de nuestro tipo de personalidad, sino también a conocer e identificar mejor las características de personalidad de otras personas, pues se trata de un sistema de tipificación de la personalidad, sumamente preciso.
Además de conocer y profundizar en los 9 eneatipos, gracias al Eneagrama, descubrirás cómo nuestros instintos animales influyen en nuestra personalidad y aprenderás a identificar a las personas por sus tendencias biológicas y temperamentales. Gracias a esto, podrás entender también mejor tu biología y qué influencia tiene en tu personalidad individual, además de entrenar tus talentos, capacidades e inteligencia y reprogramar tus sesgos de pensamiento y creencias limitantes, algo que se traduce en una mayor capacidad de desarrollo personal, una mayor motivación y, a la larga, en una comprensión de nuestro propio propósito vital y de nuestros objetivos.
Evidentemente, siempre que hablamos de desarrollo personal, es necesario algo más que tomar consciencia: hace falta pasar a la acción. Es decir, además de la motivación, debemos comenzar a marcarnos metas realistas, a mantener una constancia y también la claridad acerca de cuáles son verdaderamente nuestros objetivos.
En AutoGnosis podrás descubrir esta herramienta, seguir ampliando esta información y profundizar en tu personalidad a fin de ampliar tu autoconocimiento y el de los demás, para poder avanzar en tu desarrollo personal, afectivo y profesional.
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