Los 9 pecados capitales del Eneagrama
Los Vicios y Virtudes de cada eneatipo reformuladas
A menudo, cuando escuchamos la palabra «vicio» o «pecado capital», pensamos en los siete que nos enseñaron en catequesis.
Sin embargo, el Eneagrama nos revela que no son siete, sino nueve, y lo más importante: cada uno de nosotros tiene un vicio capital predominante, una especie de «pecado original» que es la raíz de nuestro lado oscuro.
Pero la gran noticia es que también poseemos el antídoto: una virtud capital que, al cultivarla, nos ilumina y nos sana.
Este conocimiento no es nuevo; tiene raíces profundas en la historia, desde los místicos como Evagrio Póntico en el siglo IV hasta pensadores como Ramón Lull o Santo Tomás de Aquino, y fue Óscar Ichazo quien los asignó a cada eneatipo.
Mi trabajo durante años ha sido investigar y, sobre todo, observar a miles de personas para aportar claridad conceptual a estas ideas.
De todo esto hablo en este video de mi canal de YouTube que grabé con Fausto, un antiguo alumno de mi escuela y eneatipo 6 Transmisor:
Un vicio no es una emoción incontrolable, como la ira, sino una actitud que elegimos. Es un atajo, una solución que nos da un beneficio egótico a corto plazo, pero que a la larga nos aprisiona y nos hace sufrir.
La virtud, por el contrario, es una inversión a largo plazo: requiere esfuerzo y conciencia al principio, pero la recompensa es una serenidad interior y una plenitud mucho mayores.
Entender nuestro vicio principal y trabajar conscientemente en su virtud opuesta es, en mi opinión, el camino más directo hacia la transformación personal.
A continuación, os presento un recorrido por los nueve vicios y virtudes, tal y como los entiendo y enseño en mi escuela.
Los 9 Vicios y Virtudes del Eneagrama
Eneatipo 1: Soberbia vs. Humildad
Tradicionalmente se habla de la Ira, pero yo sostengo que el vicio del eneatipo 1 es la Soberbia.
La ira es la emoción tóxica que resulta de la actitud soberbia. La soberbia es la creencia de sentirse moralmente superior, de estar en posesión de la verdad y de que los demás están equivocados. Esto genera una frustración constante porque el mundo nunca es tan perfecto como debería ser.
La virtud es la Humildad. Proviene de humus (tierra) y significa «bajar la cabeza», no como sumisión, sino como un acto de fortaleza para reconocer los propios límites y errores. Una persona humilde se ríe de sí misma y acepta la realidad con serenidad, sin creerse mejor que nadie.
Eneatipo 2: Orgullo vs. Dignidad
El vicio del eneatipo 2 es el Orgullo, una inflación artificial de la propia importancia personal. No es tanto una superioridad moral (como en el eneatipo 1), sino una necesidad de validación y de sentirse indispensable para los demás, como una armadura ante el miedo al rechazo.
Shakira, con sus canciones, ha sido la mejor cronista del orgullo en el siglo XXI, al compararse como un Rolex o un Ferrari frente a un Casio o un Twingo.
La virtud que contrarresta este vicio es la Dignidad. La dignidad es el amor propio real, que no depende de la validación externa.
Es respetarse a uno mismo incondicionalmente, ser fiel a los propios valores y, desde esa fortaleza, respetar también la libertad y las necesidades de los demás.
Eneatipo 3: Vanidad vs. Honestidad
La Vanidad del eneatipo 3, de vanus (vano), es el autoengaño de buscar una gloria falsa, de valorar las cosas no por su mérito real, sino por el reconocimiento que generan.
Es como el maquillaje: se ocultan las imperfecciones para proyectar una imagen exitosa y brillante, aunque en el fondo no sea auténtica.
El antídoto es la Honestidad. Ser honesto es ser transparente e íntegro, actuar con honor y, sobre todo, ser sincero con uno mismo sobre las verdaderas intenciones.
La honestidad lleva al eneatipo 3 a desarrollar sus talentos genuinos para contribuir al bien común, en lugar de interpretar un personaje para buscar el aplauso.
Eneatipo 4: Envidia vs. Compasión
Mi visión de la Envidia va más allá del simple anhelo de lo ajeno. Etimológicamente, in-vidia significa «ver en contra» o «ver con malos ojos».
Este vicio comienza con uno mismo: el eneatipo 4 se ve a sí mismo con malos ojos, se odia y se rechaza, y luego proyecta esa visión negativa en los demás. Es una envidia emocional, un anhelo de la felicidad ajena porque sienten que a ellos les falta algo esencial.
La virtud es la Compasión, que yo llamo eu-vidia: «ver con buenos ojos». Es la capacidad de empatizar con el dolor ajeno, lo que transforma el odio en conexión. Y, fundamentalmente, es autocompasión: aceptarse con los propios defectos e integrarlos como parte de una belleza única y personal.
Eneatipo 5: Avaricia vs. Generosidad
La Avaricia del eneatipo 5 no es solo material. Es una avaricia de recursos personales: tiempo, energía, conocimiento.
Nace de una mentalidad de escasez y del miedo a que el mundo exterior y los demás les invadan y agoten. Esto les lleva a distanciarse y protegerse en exceso.
La virtud es la Generosidad. Esta nace de una mentalidad de abundancia, de sentir que tienen tanto para dar que no pierden nada al compartirlo.
Un eneatipo 5 generoso comparte su tiempo, su escucha y su conocimiento, descubriendo que cuanto más da, más recibe y más pleno se siente.
Eneatipo 6: Cobardía vs. Coraje
La Cobardía del eneatipo 6 no se refiere únicamente al miedo físico, sino a la duda, la ansiedad y la desconfianza en la propia guía interna.
Es el miedo a equivocarse, a asumir la responsabilidad o a no estar preparado, lo que lleva a la parálisis o a la búsqueda constante de una autoridad externa que les dé seguridad.
La virtud es el Coraje, que es la valentía que nace de la confianza en uno mismo. El coraje no es la ausencia de miedo, sino la capacidad de actuar a pesar de él, de hacerse responsable y de tomar la iniciativa, poniendo el corazón (cuore) y los valores por delante.
Eneatipo 7: Gula vs. Templanza
La Gula del eneatipo 7 es una gula experiencial, un deseo insaciable de estímulos y experiencias gratificantes para huir de la insatisfacción y el sufrimiento.
Es una «gula dopaminérgica» que les lleva a picotear de todo un poco, viviendo de forma dispersa para llenar una sensación de vacío interior.
La virtud es la Templanza, que es la sobriedad alegre. Es el arte de disfrutar plenamente del aquí y ahora, de encontrar la felicidad en la moderación y en las pequeñas cosas.
La templanza permite al Siete centrarse en lo importante y liberarse de la necesidad compulsiva de buscar siempre algo más.
Eneatipo 8: Lujuria vs. Inocencia
Es crucial no confundir la Lujuria con la lascivia (obsesión sexual). La lujuria del eneatipo 8 viene de luxus (lujo, exceso) y se refiere a una necesidad desmedida de poder, control e intensidad.
Es la arrogancia de querer imponerse y llevar todo al extremo, lo que puede acabar «luxando» (rompiendo) a los demás o a sí mismos.
La virtud es la Inocencia, que significa no-nocens («el que no hace daño»). No se trata de ser inofensivo como un conejo, sino fuerte y noble como un lobo que protege a su manada: tiene la capacidad de hacer daño, pero elige no usarla.
Es usar la fuerza para proteger y ayudar, con sencillez y un corazón noble.
Eneatipo 9: Acedia vs. Disciplina
El vicio del eneatipo 9 no es la pereza en el sentido de ser vago (muchos Nueves son muy trabajadores), sino la Acedia.
Este término griego (a-kedos) significa «descuido», «desatención». Es una pereza psicológica, un olvido de sí mismo, una desconexión para no ser afectado por la vida y evitar el conflicto.
La virtud es la Disciplina. Ser disciplinado es ser discípulo de tu propio maestro interior. Es asumir la autoridad sobre tu propia vida, estar atento, presente y activo.
Un eneatipo 9 disciplinado es como el capitán de su barco: sereno y estable, pero al mando, tomando el timón de su destino con una fuerza tranquila y resolutiva.
Espero que esta guía os sirva para identificar vuestro propio camino de crecimiento. Recordad, el primer paso para cultivar la luz de vuestra virtud es reconocer con honestidad la sombra de vuestro vicio.
Si queréis seguir profundizando, os invito a conocer el programa «Experto en Eneagrama» de mi escuela, Autognosis, donde exploramos a fondo la psicología de los eneatipos para poner el autoconocimiento en acción.