¿Eres de los que sientes un cierto engaño en el mundo de la «motivación positiva»?

¿Estás cansado de escuchar los mismos «consejos motivacionales simplistas»?

¿Sientes que se vende «mucho humo» y pocas soluciones reales y duraderas?

Escribo este artículo porque en mi consulta de terapia y en mis cursos de liderazgo y autoconocimiento veo a muchas personas «damnificadas» por el pensamiento positivo (o pensamiento «mágico»).

Sé que un poco de sentido común puede ayudarles mucho desenmascarar las expectativas irreales que les han vendido algunos ponentes motivacionales, autores de libros de autoayuda, líderes religiosos e incluso políticos que se han sumado a esta nueva cultura «positiva». Muchos de ellos sin saber realmente lo que están haciendo.

De hecho, yo mismo fui uno de esos perjudicados, no sólo como alumno, sino también como profesor.

Porque cuando comencé hace años a dar cursos motivacionales, al principio no me di cuenta de que estaba predicando las mismas ideas «positivas» y el pensamiento «mágico» que me había creído en su momento.

En los últimos años, a través de mi experiencia terapéutica, me he ido dando un baño de realidad. Y poco a poco he ido diferenciando qué principios del coaching y la psicología sí que ayudan de verdad a las personas y qué es sólo «humo motivacional», cuyo efecto se pasa tan rápido como el alivio de una aspirina ante un dolor crónico.

Muchas personas desorientadas que pasan por problemas reales acuden a la psicología, al desarrollo personal, al coaching, a la motivación de ideología «positiva» con la esperanza de encontrar una solución «definitiva» a sus problemas. Y aunque al principio se ilusionan mucho y se sienten muy motivados, al cabo de un tiempo se desilusionan porque se vuelven a encontrar con su dura realidad.

Generalmente, estas personas se encuentran en una situación vulnerable, y son fácilmente «motivables». Así pues, muchos de ellos compran libros de autoayuda, ven vídeos, acuden a seminarios y siguen ciegamente a expertos motivacionales con la esperanza de cambiar sus vidas.

Barbara Ehrenreich escribió hace unos años un libro estraordinario: «Sonríe o muere: Cómo el pensamiento positivo ha engañado a América y al mundo», donde comenta que el pensamiento positivo se ha convertido en una especie de sustituto a la religión, una nueva forma de explotación en el siglo XXI disfrazada de una actitud «guay», «pasional», «motivadora», «ilusionante».

También hay otro libro que denuncia el bypass espiritual, es decir, el uso del «pensamiento mágico» aplicado a la espiritualidad, «La Evasión Espiritual: cuando la espiritualidad nos desconecta de lo que verdaderamente importa», de Robert Augustus Masters

Aquí tenéis un vídeo que resume muy bien la crítica que hace Barbara a esta nueva corriente de manipulación psicológica y emocional disfrazada de un marketing emocional «positivo» y «mágico»:

La mayoría de los expertos de la motivación positiva, las leyes de la atracción, «el secreto», y todas las ideologías new age, más o menos vienen a decir lo mismo:

  • «Todo está en tu mente, si piensas en negativo traerás la miseria en tu vida, y si piensas en positivo traerás la abundancia».
  • «Nada es imposible, si crees en ello con todas tus fuerzas conseguirás cualquier cosa»
  • «Dentro de ti hay un poder sin límites que puedes desatar si cambias tu actitud»

¿De verdad que se lo creen? No, pero estos «expertos» saben que predicar estos emotivos eslóganes  es una manera fácil de ganar fans, dinero, poder y reconocimiento.

Creo que este tipo de frases son muy peligrosas. ¿Por qué? porque pueden crear expectativas irreales.

  • Si piensas en positivo, atraerás el amor a tu vida.
  • Si piensas en positivo, atraerás la abundancia.
  • Si piensas en positivo, mejorarás tu salud.
  • Si piensas en positivo, serás feliz siempre, al 100%.
  • Si piensas en positivo, tu sufrimiento será del 0%.

En realidad no hay nada malo en motivar positivamente a las personas a que cambien su actitud.  De hecho, mi trabajo consiste en motivar a las personas a mejorar, y también doy cursos de motivación.

Pero con la experiencia terapéutica, me he dado cuenta de que el peligro real estriba en cómo se lleva a cabo esa motivación sin crear falsas expectativas. Porque una cosa es motivar a una persona a hacer un cambio realista y necesario en un área de su vida, y otra cosa es crearle sueños imposibles, fantasías ilusorias o idealizaciones quijotescas.

Gracias a la venta de «humo motivacional», cientos de «listillos», «ventajistas» y «lobos con pieles de cordero» se han hecho ricos a base de vender su ideología al público. Muchos de ellos tienen la extraordinaria habilidad de crear emociones y mover pasiones entre su público. Se muestran guapos, modernos y dan un aspecto elegante, atractivo y mágico. Irradian pasión e ilusión. Engañan a la gente haciéndoles pensar: «Una persona que habla tan bien y es tan maravilloso, no puede engañarme».

Pero en el fondo, muchos de estos profesionales solo están buscando fama, reconocimiento, y tu dinero.

¿Y dónde se ve esta falta de congruencia? en todas partes. Pero generalmente puedes descubrirlos si les escuchas atentamente, porque más o menos todos vienen a decir lo mismo:

– Líderes espirituales que te venden la idea de que si no eres feliz es porque no tienes mentalidad «positiva».

– Líderes del emprendimiento que te venden la idea de que si no eres rico ni financieramente libre es porque no tienes «actitud de ganar».

– Psicólogos y coaches que te venden la idea de que si no eres feliz ni te van bien tus relaciones es porque no estás atrayendo hacia ti la «abundancia».

Pero esto de obligar moralmente a la gente a ser positiva no es algo nuevo, también los fascismos y los comunismos han tachado de «negativo» a todo aquel que iba en contra de sus ideas totalitarias: – «La gente negativa como tu tiene la culpa de que la revolución no funcione»

Mi conclusión es que el «pan para todos» no es posible. La ideología del pensamiento positivo no es el Santo Grial ni la tierra prometida para todo el mundo. Haciendo un símil con la medicina, cada enfermedad específica necesita de una medicina específica. Y en la psicología y el desarrollo personal sucede lo mismo: cada persona es única, y cada uno necesita una solución específica para el momento y la situación que está viviendo.

Esto quiere decir que habrá personas a las que sí que les funcione la «motivación positiva» en un momento dado, no digo que no, pero a la mayoría de nosotros lo que realmente nos ayuda es un baño de realismo. Necesitamos soluciones reales a problemas reales. Necesitamos encontrar los recursos necesarios para equilibrar nuestras vidas.

Las personas necesitamos conocernos realmente, tal y cual somos, con nuestros defectos y virtudes. De manera que tomemos consciencia de cómo potenciar lo positivo y reducir lo negativo. Tenemos que darnos un baño de realidad, y llamar a las cosas por su nombre.

Si realmente queremos cambiar nuestras vidas, tenemos que pasar a la acción. Hay que dejar de soñar despierto, hay que hacer el trabajo, ponerse manos a la obra.

– Si quieres mejorar tus relaciones, deja a un lado tus egoísmos y empatiza realmente con los demás.

– Si quieres mejorar tu vida laboral, ponte a trabajar duro, aprende habilidades nuevas, toma decisiones difíciles, pero que sean «ecológicas» con tus capacidades y tu forma de ser.

– Si quieres ser más feliz, deja de rayarte, busca actividades que te llenen, haz una vida normal, sé un buen ciudadano, sé una buena persona, encuentra el estilo de vida que sea más adaptativo para ti. Olvídate de tantas expectativas ilusorias que sólo te están haciendo daño.

La escena final de la película «La vida de Brian» es una ironía muy buena de la ideología imperante del «pensamiento positivo»: que aunque te vayan mal las cosas, tú no te preocupes, está todo en tu mente, así pues, sonríe y… muere!


Bibliografía recomendada:
«Sonríe o muere: Cómo el pensamiento positivo ha engañado a América y al mundo2, de Barbara Ehrenreich»
«La Evasión Espiritual: cuando la espiritualidad nos desconecta de lo que verdaderamente importa», de Robert Augustus Masters